Historia de la Telefonía. VoIP
Sin duda la invención de lo que hoy conocemos como telefonía debió ser un acto asombroso en su tiempo, casi mágico. El oír la voz de alguien remoto en tiempo
real saliendo de una misteriosa caja en una época en la que esto era solo posible en la ciencia ficción debió haber sido una experiencia única y casi fantástica.
De seguro que la idea de un aparato parlante ya rondaba por la cabeza de muchos inventores desde tiempos inmemoriales, pero fue a inicios del siglo 19 cuando
parecía algo alcanzable pues ya se había descubierto la electricidad, inventado el telégrafo y algunos ya experimentaban con ondas de radio.
A mediados del siglo 19 hubo un interesante movimiento en torno a lo que hoy conocemos como teléfono.
En 1849 Antonio Meucci, médico italiano considerado por muchos como el inventor del teléfono, hizo una demostración de un dispositivo capaz de transmitir voz en La Habana.
Mientras Meucci se las daba a las tareas de inventor, otros también perseguían la idea de construir un “telégrafo parlante” y es así como en 1860 el alemán Johann
Philipp Reis construye un dispositivo capaz de transmitir voz basado en la idea original de Charles Bourseul, quien a su vez describió la construcción de dicho
dispositivo en 1854 pero nunca lo construyó. Reis continuó mejorando su aparato y un año más tarde ya estaba transmitiendo voz a más de 100 metros de distancia.
Un par de años más tarde Innocenzo Manzetti construye el esperado “telégrafo parlante” que él mismo había visionado ya en 1844, pero no se interesa en patentarlo.
Hasta aquí ya existían algunos prototipos de teléfono pero nadie lo había patentado.
El primero en tratar de patentar el invento fue Meucci, quien en 1871 suscribió un documento de “aviso de patente” pero por su condición económica nunca pudo pagar el dinero
para terminar este trámite y su “aviso de patente” expiró pocos años después.
A Meucci no le fue muy bien que digamos pues no pudo vender su invento y alcanzar la prosperidad.
En 1875, un año después de expirar el trámite de patente de Meucci, Alexander Graham Bell, un escocés radicado en los Estados Unidos, logra patentar un aparato similar
y es el primero en patentarlo.
Bell había estado experimentando previamente con algunas ideas para concebir su dispositivo telefónico hasta que un día logró arrancarle a la electricidad algunos
sonidos.
Cuenta la historia que la primera llamada que hizo fue para llamar a su asistente pronunciando las célebres frases “Sr. Watson, venga, necesito verlo”
(Mr. Watson… come here… I want to see you).
Un hecho curioso que desató mucha polémica es que otro inventor llamado Elisha Gray también trató de patentar un invento similar tan solo unas pocas horas
después de Bell. Los dos inventores entraron en una conocida disputa legal que finalmente Bell ganó.
Gracias a la patente Bell pudo hacer de la idea del teléfono un negocio rentable y tiene el mérito de haber desarrollado la idea y convertirla en algo práctico para
la sociedad.
Se cuenta que en determinado momento Bell trató de vender su patente a Western Union por $100 mil dólares pero el presidente de Western Union se negó pues consideró
que el teléfono “era nada más que un juguete”. Tan solo dos años más tarde el mismo directivo de Western Union le comentó a sus colegas que si pudiera conseguir la
patente de Bell por $25 millones de dólares lo consideraría una ganga.
Esto nos da una idea de cómo comenzaba a crecer el negocio de Bell. En 1886, ya existían más de 150,000 abonados telefónicos en los Estados Unidos.
A partir de aquí la telefonía poco a poco se empezó a convertir en un servicio básico de la sociedad actual.
En un principio Bell fue casi exclusivamente la única compañía en explotar la tecnología debido a sus patentes. Sin embargo, cuando estas expiraron nacieron
cientos de pequeñas compañías que empezaron a dar servicio, la mayoría en sitios rurales donde Bell aún no llegaba. Poco a poco estas compañías empezaron a crecer
y ya a inicios del siglo 20 tenían en su conjunto más abonados que la propia Bell. La sana competencia hizo lo suyo y la tecnología telefónica aceleró su evolución.
Ya para finales de la segunda guerra mundial el servicio telefónico llegaba a millones de abonados.
En 1947, científicos de Bell inventan el transistor y cambian el curso de la historia de la humanidad. En 1948 ganan el Premio Nobel por su trabajo.
En los años 60s se lanzan los primeros satélites de comunicaciones y las comunicaciones entre continentes se facilitan. No está demás decir que esto no hubiera sido
posible sin la previa invención del transistor.
La voz humana está compuesta por ondas acústicas que viajan a través del aire a la velocidad del sonido, esto es a 1,244 Km/h (o 340 m/s). Bastante rápido verdad?
Incluso más rápido que un avión comercial. Pero esta rapidez no significa que me pueda comunicar fácilmente con puntos distantes pues la voz humana se atenúa
rápidamente, perdiendo energía a medida que viaja. Luego de unos pocos metros ya no podemos escuchar una conversación.
La voz humana por tanto es de la misma naturaleza que el resto de ondas acústicas y esto ya se conocía desde antes de la invención del teléfono.
Antes de la invención del teléfono también se conocía que existían otros tipos de ondas llamadas ondas eléctricas que podían ser transmitidas a través de un conductor
metálico como un cable de cobre. Este segundo tipo de ondas es de una naturaleza diferente a las ondas acústicas y viaja a la velocidad de la luz, es decir
aproximadamente 300,000 km/s. Es decir, más de lo que podamos imaginar; casi instantáneamente desde un punto de vista terrenal. Adicionalmente podemos
controlar la atenuación de estas ondas y hacerlas viajar por grandes distancias.
Con estos hechos conocidos ya a mediados del siglo 19 es más fácil comprender que muchos persiguieran la idea de transformar las ondas acústicas en ondas eléctricas
para así poder transmitirlas luego a grandes distancias a través de conductores metálicos. La cuestión es que había que inventar un dispositivo para hacer dicha
transformación y allí estaba la clave del asunto. Este dispositivo, conocido como micrófono en nuestros días es una parte importante de cualquier aparato telefónico.
Voz sobre IP

Dicho fácil, digitalizar una señal de voz no es otra cosa que tomar muestras (a intervalos de tiempo regulares) de la amplitud de la señal analógica y transformar esta información a binario. Este proceso de denomina muestreo.
La voz sobre IP o VoIP consiste en transmitir voz sobre protocolo IP.
Dicho así puede sonar simple pero las redes IP fueron diseñadas principalmente para datos y muchas de las ventajas de las redes IP para los datos resultan ser una desventaja para la voz pues ésta es muy sensible a retardos y problemas de transmisión por muy pequeños que estos sean.
Por tanto transmitir voz sobre protocolo IP es toda una empresa con muchos problemas técnicos que resolver. Por suerte la tecnología ha evolucionado y la pericia de algunos ingenieros talentosos ha resultado en que podamos abstraernos en gran medida de aquellos problemas inherentes a las redes IP que perjudican la calidad de voz.
Solo hace pocos años me recuerdo haciendo uso de llamadas por Internet y puedo decir que la mejora de unos 10 años para acá ha sido notable.
Ahora podemos decir que la transmisión de voz por Internet ya es una alternativa rentable al alance de la mayoría de nosotros.